lunes, 20 de enero de 2014

Hannah Höch

HANNAH HÖCH:

Hannah Höch (Gotha, Alemania, 1889 - Berlín, 1978), artista de múltiples registros de las vanguardias europeas y pionera del fotomontaje, es la protagonista de esta exposición en la que se revisa la obra de esta figura clave del Dadaísmo. Esta pintora, diseñadora textil y escritora se forma en distintas academias y de la mano de Raoul Hausmann se introduce en los círculos dadaístas de la época.
Höch participa de la efervescencia Dadaísta mientras que se relaciona con artistas como Kurt Schwitters y Hans Arp, además de asociarse al grupo de arquitectos y artistas expresionistas alemanes, Novembergruppe. Son años de enconadas pugnas políticas y enfrentamientos estéticos entre los partidarios de la Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad), los adalides del Expresionismo, los seguidores de la Bauhaus y el insurgente Dadaísmo. En este contexto los postulados de Höch -traducidos en una hibridación estética y conceptual- suenan conciliadores y dialogantes, ya que presentan una visión benigna y sosegada -aunque no acrítica- de una época de miserias y violencia, dirigida en buena parte contra las mujeres.
En 1918, Höch descubrió junto a Hausmann la técnica del fotomontaje, que desarrolla en su obra al servicio de una nueva concepción del cuerpo de la mujer. Sin renunciar a la pintura y a la acuarela de carácter geométrico y constructivista, Höch crea figuras humanas con un toque de humor e ironía en las que los rasgos europeos se mezclan con los africanos o japoneses. Fascinada por los avances de las mujeres en unos años en los que surgen los movimientos feministas, critica la imagen frívola que algunos medios transmiten de la nueva mujer y crea algunas obras de temática andrógina sobre el amor lésbico.

Hostigada por los nazis, su nombre aparece como ejemplo de artista bolchevique, pero al terminar la guerra reanuda los contactos con el mundo del arte. Entonces, Höch es solicitada para exposiciones en torno al Dadá, tanto como artista, como en calidad de depositaria de muchas obras dadaístas de otros artistas. Por aquella época crea nuevos fotomontajes sobre la imagen de la mujer desde una óptica ácida y burlona hasta que, aunque tardío, le llega el reconocimiento en los años setenta con retrospectivas en varios museos.




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